Terminó CQP

Carta y cierre de la tercera temporada.

Cosas que Pasan

Escribo líneas que voy a leer en voz alta, delante de un micrófono, al oyente, al público, a mis amigos y a mi familia. Por esas simples razones, me tomaré la licencia de descuidar la escritura y cometer todos los atropellos que sean necesarios para que realmente lo que quiero decir, llegue a destino.
En principio, quiero destacar que me siento pleno, contento. Protagonista del mejor año de mi vida en lo profesional. Sin darme cuenta, soy cabeza de un proyecto radial que día a día toma las más lindas formas, se pone más atractivo. Ya con un poco de certeza, también soy conciente de la cantidad de gente que nos escucha y trabajo para que las carcajadas salgan lo más rápido posible, sin filtro, casi sin pensarlas.
No quiero extenderme en líneas pero me cuesta horrores ser simple con algo tan importante. Es que de chico jugaba a la radio.
Me acuerdo cuando nos juntábamos en casa con Darío, Leandro, Gastón y David y poníamos el micrófono en el equipo y grabábamos mil boludeces en cassette. Cinta que después hacíamos escuchar a los demás sin lograr éxito alguno. Allí, en los recovecos de mi casa, se comenzaba a gestar Cosas que Pasan!
Las vueltas de la vida y seguramente la jugarreta de algún angelito, algún abuelo que anda dando vueltas por el cielo o quizás el mismísimo dios, nos pusieron en una radio un día… y nunca más salimos.
Hicimos varios meses, entrecortados, desparejos, pero felices de Delivery, un programa aún más loco que este. Boceto de este proyecto, que con ribetes un poco más profesionales tiene el mismo objetivo: Hacer reír a la gente.
Cuando me largué con Cosas que Pasan! las cosas se pusieron cuesta arriba. Quienes iban a ayudarme decidieron no hacerlo por falta de confianza. Hoy los entiendo. CQP es una locura. CQP es casi inentendible. Pero es CQP y siempre lo quise así. Entonces, complicado con las cuentas, con 17 años y miles de ideas, arrancaba el 2007.
Fue allí, donde aparecieron dos pilares fundamentales en este proyecto: Mis viejos, capaces de aguantar ruidos extraños a las 3 de la mañana porque el nene está grabando su programa de humor. Capaces de darme la confianza que ya estaba perdiendo, antes de arrancar. Y Gustavo Fassio, con la virtud de su tranquilidad y unas palabras sabias que me regalo ese verano: “Que lindo va ser escucharte. Mandate nomás, que siempre voy a bancarte”. Y así arrancamos el viaje.
Como me gustaría ganarme un Martín Fierro ahora. No soy frívolo, es más, me cago en APTRA. Pero tengo la necesidad de llegar al podio y descorchar la botella encima de ellos, los que siempre me hicieron el aguante. Y dedicarles todos mis trinunfos.
Radio Play nos aguantó para dar el salto. Tan buscado, tan deseado, tan necesario. De todas formas, jamás podremos olvidar aquella radio, que con sus propias limitaciones, fue capaz de cobijarnos y enseñarnos a crecer.
Hay algo que tiene Cosas que Pasan! que (en secreto lo cuento) es lo que más feliz me hace. Ya vamos a cumplir 4 temporadas ininterrumpidas de compartir sábado tras sábado con mis amigos, con los hermanos que elegí de la vida.
David, que fue un soldado todas las semanas ayudando en lo que sea. Hasta animándose a jugar más este año.
Gastón, el único poeta carcelero. Un tipo que comparte códigos de vida conmigo. Un reprimido soñador.
Leo, que no pudo estar muy presente este año por razones de trabajo. Vaya a saber que trabajo tiene… porque nos escucha siempre y es capaz de quedarse 2 horas enganchado en el teléfono solo para escuchar cuando grabamos los sckecths. Yo sé que quisiera venir todos los sábados. Tenemos anhelos profesionales similares y sin duda, vamos a tratar de cumplirlos juntos.
Darío, sería injusto para los demás tildarlo como el mejor humorista. Pero son ellos, los demás, los que siempre lo destacan como el mejor, el más gracioso. Saber que viene Darío, es saber que nos vamos a reír por demás. Es un hermano. Lo adoro, lo quiero y lo protejo. Fenómeno.
Matute Mosquera, vaya a saber que le pasa por la cabeza a este pibe para venir todos los sábados. Lo cierto es que el no viene, el ya está. Es parte inconfundible de este programa y el otro día me dijeron en la fiesta de la radio: “Es el mejor comentarista, lejos”. Y ya lo creo. Es dueño de todos los pies que necesito. Y dueño de mí amistad también. Más critico, quizás más coherente, acepta las reglas del juego y se dedica a reírse todas las semanas.
Nico Bona, que venía a verme operar. A verlo a Pancho. Lo impagable de Nico Bona es la atención y educación que le pone a cada momento del programa. Riñon de este CQP. Bona tiene la camiseta del programa y lleva consigo la bandera de la amistad también. Cuando no hay un mango, no cobra. Cuando hay un mango, siempre es poco. Y sin embargo, el tipo lo hace de corazón, por amor a crecer, por sueños compartidos. Amigo.
Radio Simphony confío en locas ideas prolijas y cuestiones que tienen que ver más con la filosofía que con la radio, pero así y todo, al pie del cañon, nos hizo crecer, nos dio un espacio que jamás pensamos tener y que cuidaremos siempre con nuestro amor a la radio. Por eso el “gracias” va para Jorge y Tomás Noguer, artífices de nuestro estirón.
Pancho, primer operador en esta radio. Gran amigo. Soñador y complicado. Buen corazón.
El 2009 nos regaló sorpresas emocionantes, regalos, oyentes y amigos nuevos, móviles, entrevistas, que se yo.
Gracias al cielo, estaría todo un día nombrando a todos los oyentes que se comunican con nosotros todos los programas. La deuda es nuestra. Hacerlos reír es solo un intento para pagarles todo el afecto que nos brindan.
Auspiciantes, amigos, novias, que tanta paciencia tienen para con nosotros. Locos, tarados, inmaduros, soñadores, poetas frustrados, amantes de la risa, por demás.
Me preguntan porque no hago un programa periodístico, ya que pronto a recibirme de la tan maltratada profesión, sería bueno comenzar un camino. Suelo responder con ironías y hasta con silencios. Pero las pocas veces que largué palabras sobre la respuesta supe decir que “hago periodismo todos los sábados. Pero desde otro lado. Riendo, compartiendo historias de vida, entrevistando, editando, descubriendo el momento justo para contar una historia, para cambiar el ánimo en una casa, en un auto, en cualquier lado. Jorge Lanata una vez dijo que ser buen periodista es saber contar historias. Y cuanto me aferro a eso. Todos los días tengo que estudiar el ordoxísmo de la carrera periodística. Los sábados prefiero contar historias de las buenas o hacer lindas las más feas, o quizás descubrir verdades escondidas. Pero lejos, muy lejos de los caracteres o la realidad más amarilla.
Mientras haya una persona que me diga: “Espero al sábado para escucharte”. O aún peor: “Me alegras el día”, seguiremos haciendo este humor de cada semana. Seguiremos pensando en que la risa puede cambiarte los días y que en la vida de todos, hay simplemente… Cosas que Pasan!